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El café en República Dominicana representa una de las tantas tradiciones que identifica nuestra cultura a nivel gastronómico. Su aroma, su sabor, el momento que hace vivir a quienes degustan de él, es inigualable.

Tiempo atrás el café era cultivado para consumo personal en los campos del país, pero en la actualidad el café se ha convertido en un mega mercado que va más allá de la siembra de este grano.

Según César Ross, presidente del Consejo Denominación de Origen Café Barahona, el mercado del café ha evolucionado a una gran velocidad, y hay una transformación en cuanto a los procesos y el producto terminado. Ross señala que ahora los procesos con mayor demanda es el llamado café miel y el café natural, aunque se mantiene las técnicas de café tradicional, como los grabados y secados.

Para César Ross consolidar Denominación de Origen Café Barahona ha sido un paso importante para el café de la región que contribuirá a impulsar la dignificación y reconocimiento de manera institucional del café de Barahona.

Para la institución es fundamental producir café con óptima calidad para exportación, por lo que exigen a los productores seguir una regla única: la tradición que generaciones pasadas utilizaban.

Ross valora las condiciones climáticas de la isla para las plantaciones cafetalera, lo que ha llevado que el mercado del café dominicano presente un creciendo exponencial cada año. “El café dominicano es de un aroma excelente, muy equilibrado entre el cuerpo y el dulzor con acidez elevada” añade Ross.

Mientras que el Q Grader del país, Roger Alba, certificado por el Instituto de Calidad del Café (CQI) como catador de café, ve un interés creciente en personas cautivadas por el café que incursionan en este mercado para aprender de su calidad, lo que ha llevado que tanto el cliente como los negocios crezcan y que los cafeteros comiencen a exigir una mejor bebida y pagar precio más competitivos.

Tal es el caso de los baristas que se están formando en el país “Tenemos baristas que ya se están volviendo catadores porque están asistiendo a ferias, están conociendo como hacer mezclas, y están aprendiendo a tostar café para poder decidir qué productos quieren ellos llevar para ofrecer a sus clientes” dijo Alba.

Debido a que la mayor parte del café dominicano se produce en las montañas y bajo sombra Roger Alba considera que una de las cosechas con mayor calidad y confiabilidad es la que se produce en Barahona, siguiendo la de San José de  Ocoa, San José de las Matas, Río Limpio en Elías Piña y la de Hondo Valle.

La altitud, la lluvia, la tierra y la latitud son las bondades naturales de nuestro territorio que hacen de nuestro café un producto con cualidades únicas en su textura, sabor y aroma; haciendo que esta semilla sea no solo parte de nuestra vida cotidiana, sino también que tenga un posicionamiento importante en la economía del país.